miércoles, 29 de mayo de 2013

… NO HAY CARIDAD SIN FE

Corpus Christi - Día de la Caridad
2013



Queridos diocesanos:

Se aproxima el Corpus Christi que, como todos sabéis, es el Día de la Caridad. Desde siempre la hondura espiritual del pueblo cristiano ha sabido descubrir una profunda relación entre el Cuerpo de Cristo y el amor a los hermanos. Al contemplar el Cuerpo de Cristo se ha prestado especial atención al gesto de su entrega. En el cuerpo entregado del Señor y en la sangre derramada se hace patente el amor infinito de Dios, que, en su Hijo Jesucristo, se entrega por amor a los hombres. Ante el Cuerpo de Cristo vemos en toda su verdad el amor de Dios. La fe con la que le adoramos nos revela su rostro y nos orienta siempre al amor de todos aquellos con los que Jesús se identifica.


Se puede decir que como cristianos, como miembros de la Iglesia, en el día del Corpus nos situamos con toda naturalidad en la profunda relación que existe entre la fe y la caridad. Por un lado adoramos con piedad y humildad el Cuerpo de Cristo que sale entre la gente y pasea por nuestras calles, tras haber sido celebrado en la Eucaristía; y por otro, nos abrimos al amor y al servicio a los hermanos, reconociendo en la Eucaristía la fuente de nuestra caridad. Se hace patente así que el amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables.

En este Año de la fe insistiremos especialmente en esta relación entre la fe y la caridad. Lo hacemos, conscientes de que nada revitaliza tanto la fe como hacer que se manifieste en el amor. Además, también la caridad necesita para su autenticidad de la fe, de la fuerza de la fe. “La caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda”. Hemos, por tanto, de vivir la Solemnidad del Corpus Christi conscientes de que “la fe que actúa por el amor se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre” (Benedicto XVI). El binomio fe y caridad se ha de convertir en un comportamiento práctico. Por eso, desde Cáritas se nos invita este año a asumir este estilo de vida: “Vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”.

Seguramente este nos parecerá un estilo muy humano, que realmente puede ser compartido por todos los hombres y mujeres que quieren vivir en solidaridad con los demás. Sin embargo, este modo de vivir que se propone. Los cristianos lo vemos como un modo de vida evangélico, nos en el que el modelo es Cristo y en el que las actitudes hacia los demás son las de Cristo.

No quiero terminar sin una concreción mayor: “al vivir sencillamente mira a tu alrededor y verás que muchos viven pobremente”. Lo que tu haces como opción, otros lo tienen que hacer por necesidad. Por eso, tu opción de vida tiene que llevarte siempre al servicio generoso a los demás. No te olvides de mirar a los que están en paro, a los que tienen rentas realmente insuficientes para vivir, a los que están y van a estar amenazados por los desahucios y se van a quedar sin hogar. Y no dejes pasar por alto otras muchas necesidades y problemas como haya nuestro alrededor. Sobre todo hay que estar atento para descubrir lo que está oculto, aquello en lo que nadie se fija, pero realmente necesita tu ayuda.

Pidámosle al Señor un corazón que ve, para que nadie que nos necesite se sienta desamparado. Ayuda a Cáritas y ella será tus ojos y tus manos.

Con todo mi afecto.

+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Plasencia

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