Párroco de Santa María la Mayor
(Béjar)
Don
Félix Pérez López nació en Garganta la Olla (Cáceres) en 1964 y fue ordenado
sacerdote en Plasencia en 1988.
–¿Qué
es lo mejor de ser Cura?
–Es ponerse al servicio de Jesús, haciendo que esté presente en el mundo de cada día. Decir diariamente “esto es mi cuerpo” “tus pecados están perdonados” “yo te bautizo”... no tiene precio; es lo mejor del mundo, porque es Jesús aquí, hoy, para mí. Esto es sin duda lo mejor de ser cura.
Todo lo demás viene a completar esta tarea esencial.
–¿Cómo
es el balance?
–Una
maravilla: es echar una mirada hacia atrás y dejar que la memoria y el corazón
vayan reposándose en el día a día desde aquel julio de 1988, año mariano, en
que nuestro querido Don Santiago me ordenó sacerdote.
Enseguida
vinieron los inolvidables años de Valdetorres y Manchita, compartiendo día a
día con mis gentes: casa a casa, calle a calle, cara a cara... pasan estos días
por mí nombres, situaciones, problemas, alegrías... Después en Roma un tiempo,
entre autobuses y metros, universidad y parroquia, conociendo gentes nuevas y
teniendo experiencia de una iglesia muy dinámica e imaginativa, cual es la
Iglesia en Italia. Y ahora en Sanchotello y Béjar: roturando y sembrando: salir
a la calle y encontrarse cada día con la gente: escuchar, hablarles del Señor,
vivir con ellos y para ellos.
–¿Cómo vive la celebración de las Bodas de Plata?
–Dos
palabras lo expresan todo.
Hacia
dentro: mucha gratitud al Señor por estos años vividos con Él y para Él. Hacia
fuera: sencillez, como un día más de mi vida ordinaria, viviendo lo
extraordinario que tiene lo cotidiano.
Recuerdo
que así viví la ordenación y así quiero vivir estos días.
Es un regalo de dios
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