Y por fin llegó la gran noche de los cristianos, una noche de vela en honor del Señor, conmemorando la Noche Santa en la que Jesús resucitó.
Es una celebración llena de riqueza y vivencia que consta de varias partes.
Lucernario. Comenzamos con la bendición del fuego y la preparación de los Cirios Pascuales, uno para cada Parroquia, que tuvo lugar en la Plaza de San Juan Bosco. Después de repartir las velas para todos y llevar algunas para los residentes de Mamá Margarita, se volvió en procesión a la iglesia, donde se cantó el Pregón Pascual, un canto de exultación, en el que se invita a la Iglesia entera a alegrarse por el cumplimiento del misterio pascual y se recorre los prodigios cumplidos en la historia de la salvación. Durante este momento, estando a oscuras, todos los presentes fueron tomando de la luz del cirio para sus velas, luz que ha de alumbrarnos durante todo este año, la luz de Cristo Resucitado.
Liturgia de la Palabra. Se proclaman la Palabra de Dios en la que se ve las maravillas que Dios ha hecho en favor de su pueblo a lo largo de la historia de salvación, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas.
Al entonar el Coro el Gloria, todos los altares se descubrieron, los niños tocaron fuertemente sus campanillas, y se hizo la luz en el templo, celebrando todos la Resurrección del Señor, el triunfo de la vida sobre la muerte, la victoria de la luz sobre las tinieblas.
Liturgia Bautismal. Se bendijo el agua de las pilas bautismales mientras todos los niños tocaban de nuevo sus campanillas. A continuación se hizo la aspersión sobre los fieles y se renovaron las promesas bautismales, esas que un día los padres y padrinos hicieron por nosotros en nuestro Bautismo, y que hoy, libremente, con plena consciencia de lo que supone, renovamos: nuestra renuncia a Satanás y al pecado, y nuestra profesión de fe.
Liturgia Eucarística. Es la Eucaristía más importante del año, y con esa solemnidad se celebró.
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