jueves, 17 de abril de 2014

Jueves Santo...

En la tarde de Jueves Santo, se reunieron los fieles de las parroquias de Santa María la Mayor y El Salvador en la primera de ellas para celebrar la Última Cena del Señor.


Se inició con una procesión desde la Casa de Madre Matilde de los monaguillos con los Santos Óleos, aceites que se bendijeron y consagraron en la Misa Crismal que tuvo lugar el Miércoles por la mañana en la catedral de Plasencia, y con los que se va a ungir a los que se incorporan a Cristo en el itinerario sacramental de su vida cristiana.


Precedidos por Hermanos de la Hermandad de Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de las Angustias, y acompañados por Hermanos de la Seráfica Hermandad del Divino Salvador en su Pasión y Ntra. Madre Dolorosa, se portaron el óleo de los catecúmenos (los recién bautizados), el que servirá para sellar a los confirmados y el de los enfermos.


A continuación se celebró la Santa Misa, en la que rememora la institución de la Eucaristía, del Orden Sacerdotal y el mandamiento de Jesús sobre el amor fraterno, manifestado en el Lavatorio de los pies, como signo de amor y servicio a los demás, siguiendo a Jesús que lo hizo con los apóstoles y con cada uno de nosotros en esta celebración.

En la homilía, D. Félix recordó a todos los que, en cualquier tiempo, hoy día también, son perseguidos por causa de su fe, no pueden celebrar la Santa Misa, esencial para la vida del cristiano.

Dirigiéndose a los niños y niñas presentes, lo planteó como el día de los tres inventos de Jesús:
  • El Sacerdocio
  • La Eucaristía, en que el pan se convierte en el Cuerpo de Jesús, y el vino, en la Sangre de Jesús.
  • El lavatorio de los pies, el Amor a los demás.


Insistió en la importancia de la celebración de la Eucaristía: sin el día del Señor no existimos, sin la Misa no existimos; la Misa del domingo es el resumen de todo lo que celebramos estos días, jueves santo, viernes santo, sábado y domingo de pascua

Respecto al Lavatorio de pies este año las doce personas son: dos niños, dos feligreses de cada parroquia, dos hermanos de cada hermandad, y dos personas de las Hermanitas, ya que ésta es la iglesia madre de la ciudad.

Jesús nos lava los pies, porque es el signo de que Él ha venido a salvar a cada uno personalmente, Él que es rico, es Dios, se ha hecho pobre para llevarse nuestras miserias, nuestro pecado. Se repite en el misterio el sacramento del perdón.

En el pueblo judío esto era un oficio de esclavos, un judío no podía lavar los pies a otro judío. El cristiano es el que está siempre dispuesto a lavar los pies, a echar una mano. Se hace presente el mandamiento de la caridad.

Por último se realizó el traslado de la Reserva Eucarística a la Capilla de las Angustias en Santa María, y al Salvador, en procesión.




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