domingo, 30 de marzo de 2014

Béjar en unión con el Papa: 24 horas para el Señor



En respuesta a la iniciativa del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización sobre la celebración de una Jornada:
24 horas para el Señor, en la Parroquia de Santa María la Mayor, iglesia madre de la ciudad, ha tenido lugar desde el viernes 28 a las 19.00 h. hasta ayer sábado a la misma hora la Adoración Eucarística y la participación en el Sacramento de la Penitencia por parte de todos los fieles que han querido asistir.



Tras la celebración de la Santa Misa, en procesión hasta la Capilla de las Angustias, se expuso el Santísimo y se comenzó esta Jornada con el rezo del Santo Rosario, en sus misterios dolorosos.



Una vez concluido, los fieles que quisieron pudieron recibir el Sacramento del Perdón, mientras en la capilla se continuaba en adoración.

A las 23.00 h. tuvo lugar la oración para antes del descanso nocturno, 



"Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia"



Entre salmos y cánticos inspirados, momentos de meditación silenciosa, de adoración al Señor.














A la una de la madrugada se rezó el Oficio de Lectura.

"Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado"







A las 3.00 h. se rezó el Santo Rosario en sus misterios gozosos.







En medio de la noche, nos dirijimos al Santísimo y ayudamos a la meditación con lecturas de la Escritura, con las Letanías de la Humildad, con la oración que Jesús inspiró a Santa Faustina, la Coronilla de la Divina Misericordia,....

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ruega por nosotros y por el mundo entero.





A las 7.00 h, se inició el rezo de Laudes,  proclamando una lectura del Nuevo Testamento que fue abierta al azar:
"Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneos firmes.

¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz, embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio, del cual soy embajador entre cadenas, y pueda hablar de él valientemente como conviene". (Ef 6,10-20)


A las 9.00 se rezó la Hora Tercia, "Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas",  y a las 12.00 la Sexta, "Por mi vida, -oráculo del Señor-, no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta de su conducta y que viva", ....




















A las 15.00 h. se inició el rezo de la Hora Nona, "Empuñando las armas de la justicia, hagámonos recomendables a Dios por nuestra paciencia"...

Y hacia las 18.00 h. comenzábamos la recta final, ayudados por el rezo meditado del Santo Rosario en sus misterios gozosos, y las primeras Vísperas del Domingo...



"Dios, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo"











"Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: "En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda"; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación..." (2Co 6,1ss)






Pange, lingua, gloriósi
córporis mystérium,
sanguinisque pretiósi,
quem in mundi prétium
fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium. 







Canta, lengua, el misterio
del cuerpo glorioso
y de la sangre preciosa
que el Rey de las naciones,
fruto de un vientre generoso,
derramó como rescate del mundo.





Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea María Santísima la excelsa Madre de Dios.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendita sea María Santísima Madre de la Iglesia.
Bendito sea su castísimo esposo San José.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

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