En la tarde de hoy ha tenido lugar la Subida al Castañar, dentro de la Misión Diocesana, en que la Iglesia de Béjar responde a la convocatoria que D. Amadeo, Obispo de la Diócesis de Plasencia, hiciera en este mismo lugar hace dos años: Cada parroquia una misión; cada cristiano, un misionero.
D. Antonio Cano, Vicario de la zona norte, junto con cerca de un centenar de personas acudieron a la Corredera a las 16.00 h. para desde allí comenzar la subida al Castañar presididos por la Cruz de la Misión, donde se terminaría con la celebración de una Eucaristía en donde se unieron otro tanto de personas.
Comenzó la oración del Rosario a la Virgen María en su primer misterio la parroquia El Pilar y San José, le siguió la de San Juan, a continuación el colegio Ntra. Sra. del Castañar, después el colegio de María Auxiliadora y por último la Hermandad de Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de las Angustias. Durante toda la subida la plegaria a la Virgen María estuvo acompañada de cantos y meditaciones.
En el tercer misterio, El Nacimiento de Jesús, confiamos a María la causa de la vida:
Mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Que como María podamos estar todos siempre abiertos a la acción creadora de Dios.
En la homilía, D. Antonio Cano recordó la acción del Espíritu Santo en esta misión, pero también enfrentarnos a la verdad: nos cuesta llegar a los corazones de los hombres y mujeres de hoy, nuestras iglesias, nuestras comunidades religiosas, nuestros sacerdotes .... cada vez son menos y más mayores.
El evangelio es la respuesta a los anhelos más profundos del hombre de todos los tiempos, por esto es importante que llegue a todos. Ante la situación que nos rodea no hay otra que el anuncio de esta Verdad, con optimismo y con fe.
No lo tuvieron más fácil los que nos precedieron, nunca ha sido fácil, pero siempre los cristianos han sido guiados por la fuerza de la fe, por la fuerza de Cristo, y esto nos ha de llenar de alegría, de optimismo, para perseverar en esta tarea, para acoger las últimas palabras que el Señor nos dijo:
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio, los que crean se salvarán...
Esta es la urgencia de la misión, la Iglesia tiene que renovar su fuerza, su entusiasmo, para anunciar la fuerza del amor de Dios.
Esto no es posible sin una conversión personal, de cada uno de nosotros, una conversión sincera, profunda, para hacernos fuertes con el Señor: sacerdotes, comunidades religiosas, laicos, catequistas, miembros de los diferentes grupos, tienen que renovar este amor a Dios.
También es necesaria una Iglesia renovada, no en el mensaje, que es el mensaje de la salvación, sino en las estructuras, en los horarios, paralizados en lo que se ha hecho siempre, buscando nuevos caminos de evangelización: una iglesia abierta, espiritual y materialmente, a la realidad del mundo de hoy.
Y por último, como dice el Papa, una Iglesia samaritana, que se acerca a los hombres con esperanza y misericordia, aun en medio del rechazo.
Tenemos que conseguir una Liturgia más viva, Catequesis y Evangelización con criterios comunes, en comunión, y la Caridad, una caridad viva, efectiva, un trabajo desde el amor de Cristo.
¡¡¡ Ánimo, son tiempos de santidad !!!
Al finalizar la Santa Misa se repartieron unas pastas entre todos los asistentes.
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